De regreso

Luego de diez días bastante ajetreados en los que me faltaron horas para cumplir con todo, estoy de regreso, con los bolsillos vacíos, pero algunas satisfacciones. La estancia en la Feria podría haberme arruinado, pero gracias al apoyo de un amigo, las cosas no fueron tan terribles. Definitivamente, la experiencia de una Feria del Libro en la Habana es diferente.
Para empezar, es una feria internacional, donde acuden editoriales de muchos países. Lamentablemente no vienen en busca de autores ni nada de eso, sino más bien a exhibir títulos y deshacerse de stock obsoleto: como revistas de hace 5 o más años. También te puedes encontrar cosas como esta:


Por supuesto, a un precio impagable para mi modesto bolsillo: aproximadamente $15 USD. Tabién se vendieron dispositivos: hubo una oferta de tablets a $100, que pensé en comprar, pero luego de meditarlo, decidí que no debía hacer ese gasto, ya que un amigo se ha ofrecido a contribuir al desarrollo del juego donando una tarjeta de video y no sé cuánto será el impuesto de entrada. Solo me queda consolarme pensando en que se trataba de una marca desconocida y que ni dios sabe cuánto podría haberme durado.
El lado positivo y los beneficios directos: el libro ha gustado mucho. Todas las opiniones son buenas (supongo que porque no encontré a nadie que no le gustara), incluso entre el público más exigente, que son los otros escritores del taller. Abundaron las felicitaciones y una propuesta para ilustrar el próximo título por parte de Jesús Minsal. Desgraciadamente, en el apartado de diseño, el libro deja mucho que desear, por sus ilustraciones no muy buenas. Conocí muy pocos lectores, pero por ese lado también hubo elogios, así que puedo considerar que estoy listo para saltar a otros mercados más allá del charco.
Recibí dos invitaciones para entrevistas, ya que coincidí con un grupo que está trabajando en un documental sobre la felicidad, y otro que está sacando adelante una iniciativa que me ha venido a la mente varias veces: un documental sobre la historia del desarrollo de videojuegos en Cuba. A Lester y sus muchachos, desde aquí les deseo mucho éxito.
Tuve un encuentro con Alejandro, miembro del equipo de trabajo del proyecto, y discutimos las cosas que queremos hacer y hasta dónde queremos llegar. Conocí a un colega desarrollador de juegos y fan de los aviones y armas (ya somos cuatro), que me mostró una mira de punto rojo y otras muchas cosas, vi personas que solo había oído mencionar (como el escritor Paco Ignacio Taibo II) y asistí a la presentación de mi primer libro (un poco decepcionante, pero así son las presentaciones en grupo).
En fin, muchas cosas para resumirlas aquí. Ha sido una experiencia enriquecedora, aunque no creo que la repita el año próximo. De hecho, ni siquiera creo que la repita dentro de dos años, con el próximo libro.

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