Sí, un poco tarde, pero acá las cosas llegan varios meses después. Hay mucho lleva y trae con esta película y su director, que está en alza últimamente, así que ningún aficionado a la ciencia ficción se la puede perder, y voy a dármelas de crítico de cine y para exponerles mis opiniones.
A estas alturas, probablemente ya todos sepan de qué trata. Doce huevos enormes cortados a la mitad han llegado de otro mundo, y hay que comunicarse con ellos, sobre todo para averiguar qué intenciones traen. ¿Vienen en plan turista? ¿Hombres (o alienígenas) de negocios? ¿Se les rompió el GPS? Para ello traen a una señora que es experta en entender todo tipo de idiomas, para que descifre el lenguaje heptapodés (pues los visitantes tienen siete patas, al carajo la simetría bilateral), que suena más o menos así como un elefante con resaca, un conjunto de instrumentos de viento tocando una sinfonía de pedos y un montón de gente arrastrando muebles por la casa, todo eso a la vez. Para más inri, los alienígenas escriben meando una tinta que forma unos manchones circulares. Pero esto es Hollywood, y en unos días ya la traductora y su compinche de relleno tienen montada una app que identifica los circulitos. Así como un Google Translator para heptapodés, pero con interface a lo facial recognition del FBI. Durante el proceso aprenderemos algunas cosas muy interesantes acerca de los lenguajes, que seguramente nos sería muy útiles de no ser porque las habremos olvidado justo antes de que termine la película.
Y de eso, y algunas otras cosas, va la historia. Pero, que no cunda el pánico todavía. A pesar de una notable ausencia de disparos láser, explosiones y cosas así, la película es interesante. Y de hecho, se agradece algo diferente en medio de tanta tiroteo sin sentido, jetpacks y mamarrachadas similares. No podía ser de otra forma, porque está basada en un buen libro de Ted Chiang: La historia de tu vida. Vamos, que en Hollywood no hay nadie capaz de producir una historia original que valga la pena. Es por eso que recomiendo que si no la has visto, pongas manos a la obra ya, porque en verdad vale la pena.
A estas alturas, probablemente ya todos sepan de qué trata. Doce huevos enormes cortados a la mitad han llegado de otro mundo, y hay que comunicarse con ellos, sobre todo para averiguar qué intenciones traen. ¿Vienen en plan turista? ¿Hombres (o alienígenas) de negocios? ¿Se les rompió el GPS? Para ello traen a una señora que es experta en entender todo tipo de idiomas, para que descifre el lenguaje heptapodés (pues los visitantes tienen siete patas, al carajo la simetría bilateral), que suena más o menos así como un elefante con resaca, un conjunto de instrumentos de viento tocando una sinfonía de pedos y un montón de gente arrastrando muebles por la casa, todo eso a la vez. Para más inri, los alienígenas escriben meando una tinta que forma unos manchones circulares. Pero esto es Hollywood, y en unos días ya la traductora y su compinche de relleno tienen montada una app que identifica los circulitos. Así como un Google Translator para heptapodés, pero con interface a lo facial recognition del FBI. Durante el proceso aprenderemos algunas cosas muy interesantes acerca de los lenguajes, que seguramente nos sería muy útiles de no ser porque las habremos olvidado justo antes de que termine la película.
Y de eso, y algunas otras cosas, va la historia. Pero, que no cunda el pánico todavía. A pesar de una notable ausencia de disparos láser, explosiones y cosas así, la película es interesante. Y de hecho, se agradece algo diferente en medio de tanta tiroteo sin sentido, jetpacks y mamarrachadas similares. No podía ser de otra forma, porque está basada en un buen libro de Ted Chiang: La historia de tu vida. Vamos, que en Hollywood no hay nadie capaz de producir una historia original que valga la pena. Es por eso que recomiendo que si no la has visto, pongas manos a la obra ya, porque en verdad vale la pena.
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