Sobre la factibilidad de los virus como armas


Un par de cosas llamaron mi atención sobre este tema en los días recientes y le estaba dando vueltas a escribir sobre el tema, desde el punto de vista de un escritor/guionista. Es factible el uso de virus como armas, ya sea por países o terroristas? En principio, sí, pero en la vida real, la situación tiene sus aristas.
Empecemos por el principio. En la nueva temporada de Strike Back, unos extremistas musulmanes croatas se apoderan de un virus, ya saben con qué propósito. Por suerte, ahí está la Sección 20 para fastidiarlos. En un frenético combate, el virus se libera y de inmediato, los terroristas a su alrededor se contagian y mueren en pocos segundos. Obviando el hecho de que no sé si sea posible que un virus mate a su víctima en segundos, esto de por sí lo convierte en un arma casi inútil, que causaría a lo sumo el mismo daño que una bomba tradicional. Al liquidar al su portador en segundos, el virus no puede propagarse y simplemente mataría a las personas cercanas que no puedan correr lo suficientemente rápido. Además, vamos a suponer que se consigue un ataque o dos con cierto éxito en la cola de Viernes Negro, replicar el virus para realizar otro ataque requeriría de un laboratorio, personal medianamente calificado, materiales no tan accesibles o rastreables por las agencias de seguridad, y quién sabe cuántas otras dificultades.
Es más sencillo y barato forrar de explosivos a un voluntario y llenarle los bolsillos de clavos. Siempre es posible conseguir más explosivos, más clavos y más voluntarios. ¿Significa esto que un virus o bacteria no es una buena arma terrorista? Pues no tan así, y luego lo veremos.
Lo otro que llamó mi atención fue la habitual teoría conspiranoica acerca de origen artificial del virus, creado, por supuesto, por EUA para afectar a nuestros hermanos los chinos, a quienes les debemos tanto (y nunca mejor dicho). Esto, alimentado por ciertas declaraciones de un funcionario norteamericano que reconocía que la epidemia, al afectar la economía china, beneficiaba la americana. Probablemente un tipo tan corto de miras o imbécil como los conspiranoicos, y ahora veremos por qué.
En el mundo actual hay dos cosas muy conectadas: 1- Todo, 2-Todo lo demás. Las distancias se han acortado mucho, puedes estar en algún lugar de Europa, tomar un tren y varias horas después estar en otro país de Europa, a diferencia de Cuba, donde puedes coger un tren y varias horas después no haber salido de la estación. No hablemos de aviones (y no me refiero a que Cubana de Aviación no tenga aviones, sino a todo lo contrario), que pueden transportar la infección y dispersarla por varios continentes a otro en pocos días. Suponiendo que desarrolles un virus, más o menos letal (la idea no es matar, sino incapacitar gente y colapsar el sistema de salud y la economía de un país), con un tiempo de incubación adecuado de varios días que permita su propagación, nada impide que en poco tiempo tengas ese mismo virus en tu propio patio. De hecho, lo tendrás, y es lo que le ha pasado a Estados Unidos. El funcionario imbécil que creía que solo China estaba en problemas ahora tiene que estarse dando cuenta de su error. Las armas bacteriológicas tienen doble filo.
En este caso sí es factible para un grupo terrorista usar un virus como un arma. Por lo general, los terroristas no tienen una economía ni un territorio o población que les preocupe, más bien sería deseable que la epidemia se extendiera lo más posible. Si mueren inocentes entre los míos, es la voluntad de Dios. De hecho, es probable que lo hayan intentado o planeado, pero la práctica debe haberles demostrado que nada supera a una bomba tradicional en un lugar concurrido.
Así que ya sabes, si en algún momento tienes que escribir sobre un virus como arma, evita estos errores. Te harán ver muy estúpido, porque cualquiera con dos dedos de frente se dará cuenta de que no te detuviste a pensar e informarte. Suena muy interesante eso del virus creado por la CIA, financiado por Bill Gates, para derrumbar la economía de los enemigos del imperialismo y de paso que las farmacéuticas (en las que Bill Gates tiene participación) se forren. Pero la vida real no funciona tan así.

Y el problema es la escala


Tal como pensaba, el problema con el espacio de terreno era solucionable con modelos a la medida correcta. Me había dejado llevar por la escala del modelo de personaje, que estaba alterada, lo que me forzaba a escalar hasta 100 veces más el resto de las cosas. Si tienes un hombre de 100 metros, un terreno de 1000x1000 metros es nada. Todos los otros modelos que había generado con MakeHuman se exportaron de la misma forma, así que tuve que crear otro y asegurarme de fijar la unidad de medida en metros.
Lamentablemente, todo el prototipo de escena, el desplazamiento de la cámara y el del personaje están mal y tengo que rehacerlos. Por suerte, aunque hay espacio de sobra, la escena es mucho más manejable y no hay cuelgues al generar la malla del terreno o calcular los datos de navegación.
El lado bueno, porque siempre hay un lado bueno, es que como dice mi jefe, es que se aprendió algo. Durante el proceso de generar el nuevo personaje apliqué un tutorial reciente para transferir las animaciones de un esqueleto a otro y resulta que también me encontré con problemas de escala en ese asunto. Pero este venía por otro lado.
Para prototipar rápido utilizo animaciones de Mixamo, como he explicado, pero estas animaciones, según me aclara el autor del tutorial, están escaladas por debajo, en vez de por encima, si no ando muy equivocado. Conclusión, que para poderlas utilizar tengo que descargar el esqueleto con su malla o la geometría se deforma. Nada, que eso no es peo que rompa calzoncillos, como se dice vulgarmente. Aunque no en la forma óptima (cosas de Godot, que me obliga a replicar cada animación en cada modelo), ahora puedo utilizar las animaciones de Mixamo otra vez.
Me quedan varios días de trabajo rehaciendo escenas, regenerando y volviendo a cortar los modelos, en fin, trabajo aburrido. Todo eso luchando con un mouse defectuoso, o quizás sea la falta de una superficie adecuada.