Baldur's Gate 3 rompe los moldes, pero eso ni es nuevo ni es malo

 No recuerdo que un juego isométrico y con combate por turnos haya sido jamás candidato al Game Of The Year. Ni tampoco un título que otros desarrolladores se hayan apresurado a calificarlo como una anomalía, que no debería ser tomado como el estándar a seguir en la industria. El problema es que el trabajo de Larian ha sido tan excepcional que ha opacado juegos tan esperados como Starfield, Zelda o el mismo Diablo IV (alguien habla de Diablo IV a estas alturas).


A ver muchachones. Juegardos excepcionales los han habido antes. Clásicos, les llaman. Lo fue Skyrim, en su momento, y les recuerdo que aún se juega y Bethesda le saca lascas. The Witcher 3 ofreció un mundo bastante bien logrado y fue uno de los mejores RPGs de la década pasada. ¿Alguien recuerda el viejo Fallout 2 y las libertades que permitía? Son juegos hechos con cuidado y tiempo, no un Assassin's Creed que sacas cada dos años. Cosas hechas a toda prisa seguirán saliendo y haciendo dinero, porque eso, señores, no es culpa de la industria, es culpa de los jugadores, que pagan por un nuevo Assassin's Creed, por un nuevo Call of Duty o por un nuevo FIFA, por los DLCs infames que activan contenido que ya está ahí, los pases de batalla, las cajas de botín, y todo lo que sirva para exprimir el bolsillo del cliente.


Que de vez en cuando venga un Baldur's Gate 3 no va a hundir la industria. Para empezar  Tampoco los desarrolladores deberíamos sentirnos preocupados, porque las genialidades pueden provenir de cualquier parte (igual que las mierdas monumentales). Y lo bueno de todo esto es que hay espacio para todos. Hay espacio para que un pequeño estudio nos sorprenda con cositas como Underrail, que cuando miras a tu alrededor te ha robado cientos de horas de tu vida (y es solo un RPG isométrico en 2D) y hay espacio para que los grandes lo intenten. Que no quieran ya es otra cosa. 


Ahí es donde está el problema y el apuro por hacernos creer que Baldur's Gate 3 no es ni debería considerarse como el nuevo estándar. En el miedo al riesgo, en la falta de amor a lo que se hace y el poco respeto al jugador (que repito, es culpa del propio jugador). Sí, es inalcanzable para muchos, pero debería ser la aspiración de todos tratar de aproximarnos algún día a ese logro.

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