Como ya mencioné una vez: me alegra descubrir vida más allá de la literatura CF/fantástica norteamericana, en especial si es latina. Andaba detrás de Ojos de lagarto (en formato impreso, para variar), una novela del mexicano Bernardo Fernández, Bef, desde que Yoss me la recomendó y me dijo que se publicaría en Cuba. Al parecer llegaron muy pocos ejemplares acá a mi ciudad, pero un amigo logró hacerse con uno y luego de muchas vueltas llegó a mis manos.
Aunque el inicio me resultó un poco lento, el libro levanta a medida que entra en calor. Debo advertirles que aunque la historia va de dragones, no se trata de fantasía en el sentido tradicional de magos y etc. Ojos de lagarto nos lleva por muchos lugares de nuestro mundo, durante un largo período que abarca finales del siglo XIX y principios del XX, en persecución de estos elusivos seres mitológicos. Pero aún así, es un género y estilo que no abunda en el escenario literario cubano, que siempre tiende a ser más bien metafórico o poético, o sea, que abusa de la metatranca, para decirlo en buen cubano. Así que esta novela de Bef, al igual que las de Yoss, es un cambio que se agradece, no solo en ese sentido, sino también al aportar variedad internacional en nuestras librerías. Aquí debo hacer la salvedad que no resulta rentable para los autores extranjeros publicar en Cuba (equivale prácticamente a donar los derechos), pues ni siquiera lo es para los autores cubanos.
Si tienen posibilidad de echarle mano a este librito, no dejen de leerlo.
Aunque el inicio me resultó un poco lento, el libro levanta a medida que entra en calor. Debo advertirles que aunque la historia va de dragones, no se trata de fantasía en el sentido tradicional de magos y etc. Ojos de lagarto nos lleva por muchos lugares de nuestro mundo, durante un largo período que abarca finales del siglo XIX y principios del XX, en persecución de estos elusivos seres mitológicos. Pero aún así, es un género y estilo que no abunda en el escenario literario cubano, que siempre tiende a ser más bien metafórico o poético, o sea, que abusa de la metatranca, para decirlo en buen cubano. Así que esta novela de Bef, al igual que las de Yoss, es un cambio que se agradece, no solo en ese sentido, sino también al aportar variedad internacional en nuestras librerías. Aquí debo hacer la salvedad que no resulta rentable para los autores extranjeros publicar en Cuba (equivale prácticamente a donar los derechos), pues ni siquiera lo es para los autores cubanos.
Si tienen posibilidad de echarle mano a este librito, no dejen de leerlo.
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