Tiro al blanco

Resulta que no tenían nada que hacer y me he puesto a implementar un tiro al blanco, para practicar el uso del mando. Nada complicado: un cubo que se mueve aleatoriamente, no muy rápido, que sirve como objetivo. Para extender la funcionalidad un poco, al presionar el disparador derecho sobre el cubo, éste responde lanzando una esfera hacia la posición del jugador.
Nada de daño real, claro, es solamente para comprobar qué tan funcional es el sistema de control. Para eso solo se necesita probar dos cosas: qué tan fácil es apuntarle a un objeto que se mueve y mantener la mira en él durante el tiempo suficiente para apretar el disparador, y qué tan fácil resulta esquivar una riposta a distancia, que en este caso serían las peloticas que te dispara el cubo. Aunque lo hice pensando en mandos, también sirve para verificar que el control con mouse+teclado es igual de cómodo y efectivo.
Pero como el creador casi nunca está en condiciones de valorar su obra, creo que la prueba final será cuando logre arrastrar a alguna víctima, quiero decir, voluntario, a mi casa para que pruebe el sistema y de sus opiniones. Esto me pone un paso más cerca de un sistema de combate en tercera persona (y puede que hasta en primera) que sea cómodo para el jugador, dinámico y divertido.

Superespecialización en la lectura

Si puedes dedicar una hora o más al día a leer, mis felicitaciones. Ojalá yo dispusiera de al menos 40 minutos, pero resulta que aparte de leer, también tengo que escribir y programar. Ah, y jugar de vez en cuando. La época en que podía echarme a leer durante horas quedó tan atrás, que incluso, creo haber perdido la práctica: suelo interrumpir la lectura de vez en cuando aunque sea para mirar a otro lado.
Esto me ha llevado a una superespecialización como lector: solo leo fantasía, y lo peor es que la cola sigue creciendo, porque continúan llegando recomendaciones de los amigos. Algunas de esas recomendaciones ni siquiera están traducidas al español, o sea, que me costarán más tiempo que las demás. No queda tiempo para otros géneros, por más que quiera y lo necesite.
Pero a esto hay que verle el lado positivo: no faltan lecturas. Como decía yo mismo en una conferencia el mes pasado, la ciencia ficción y la fantasía van bien, tienen su masa de lectores fieles y no escasean los buenos autores (y por desgracia, tampoco los malos). Mi cola de lecturas, con lo que tiene ahora mismo, posiblemente abarque lo que queda de este año. Mark Lawrence (en inglés), Trudi Canavan, Jack Campbell, Genevieve Cogman (también en inglés), David Gemmell...  parece poco, pero si aclaramos que cada autor tiene una o dos sagas de dos o más libros, pues saquen cuentas.
Entre ese montón de cosas de alguna forma tengo que colar al menos un libro o dos de otros géneros y un clásico antiguo, porque los clásicos hay que leerlos. Una tarea titánica que por suerte no es desagradable.

Krypton es otra distopía juvenil

Digo yo, claro. Por lo menos, las características las tiene: el planeta Krypton (por si no recuerdan, es donde nació Superman) está bastante jodido, lo gobierna un tipo tiránico con una máscara y un montón de secuaces. Si no haces lo que el tío de la máscara dice, los secuaces te lanzan desde el balcón. Hasta ahí más o menos cumplimos con lo acordado para distopía. El calificativo juvenil lo cubrimos con un protagonista joven y rebelde, que es requisito esencial para protagonizar distopías juveniles de medio palo.
Krypton es la historia del abuelo de Superman, Seg-El, aunque cuando diga abuelo no piensen en un señor mayor con familia. Es una distopía juvenil, y el joven rebelde del párrafo anterior es Seg, que se convertirá en el padre del padre de Kal-El. No le falta al guión un romance complicado como dios manda y por el camino supongo que aparecerán más cosas, con dos capítulos vistos no se puede juzgar.
El gran problema es que en esos dos capítulos no acaba de enseñarme nada interesante y me suena que esto es otra serie del montón que dejaré tirada muy pronto. Justo ahora me estoy preguntando qué me hizo pensar que esto no sería una serie del montón. Quizás se deba a un exceso de optimismo.
Con las distopías juveniles lo más lejos que llegué fue a la segunda temporada de The 100 y para de contar. Divergente no me he molestado en ver cómo acaba, El corredor del laberinto, luego de leer el libro y considerarlo bastante mediocre, no me preocupé por ver las películas. Solo me queda Los Juegos del Hambre, que a pesar de ser tan denostada por algunos, es lo mejorcito que hay y logra entretener (ojalá no le hagan un spin-off para la TV o algo así).
Ni siquiera me atrevo a recomendarle a nadie que la vea, así que quizás lo mejor sea que avance y que otros decidan si mejora ocn el tiempo o no.

La consola de Valve en peligro de extinción

Nunca le vi mucho sentido a la consola de Valve. No era más que una PC con un empaquetado bonito, un precio exagerado y encima, no uniforme. Cada fabricante armaba lo que le salía del interior, matando lo mejor que puede ofrecer una consola: una plataforma estándar para todos los usuarios. O más o menos, porque en esta época de Xbox One X y similares, nos han salido primos ricos en la familia que van presumiendo de 4K y otras cosas que los demás no pueden. No contentos con esto, ni siquiera el sistema operativo era obligatorio, lo mismo podía venir con SteamOS, que era un Debian, que con Windows. No es de extrañar que los juegos no fuesen igual de bien que en una PC de toda la vida, porque Linux aún tiene sus cositas en el apartado gráfico.
Lo único que me llamaba la atención era el mando, y por desgracia valía un pastón. La verdad, no sé si aportaba algo nuevo o una experiencia mejor, aunque lo poco que leí acerca del tema no lo dejaba mal parado. A mí me gusta la simpleza del mando de Xbox 360, y si nos fijamos bien, el del Playstation no es que sea muy diferente.
Hoy amanecemos con la noticia de que parece que las Steam Machine se extinguen.Ya no están en la portada de Steam y eso ha hecho saltar las alarmas. Valve tira la toalla, dice todo el mundo.  Y es cierto que desde hace un buen tiempo, las Steam Machine no son noticia. Eso mismo le sucedió a Ouya y ya sabemos cómo acabó.
No voy a lanzarme a darlas por muertas, pero sí les veo un futuro negro a menos que Steam esté tramando algo que les dé un poco de vida. Porque el gran problema es que Steam Machine no aporta nada, ni un catálogo con un par de exclusivos que enganchen, ni un precio llamativo, ni una plataforma estable y probada. Puedes armarte una Steam Machine tú mismo por menos dinero, incluso con Linux, si queremos retorcer más las cosas. De hecho, lo único que me faltaría a mí sería la conexión a Internet y dinero para acceder al catálogo de Steam. Vale, no es tan compacto, pero ahora que tengo un chasis nuevo, se ve muy resultón si no te fijas en el detalle de que falta mesa para tanta máquina.
La industria de los videojuegos es dura, y el mercado de las consolas lo es mucho más, porque ya está casi saturado. Esta no sería la primera en morir antes de caminar, y sin dudas no será la última.

Trabajando por una cámara mejor

La semana pasada, aprovechando unas breves vacaciones, dediqué un tiempo a pulir el sistema de cámara en tercera persona. Luego de tirar mucho código y volver a empezar, descubrí otros problemas, que implicaron desechar más código. Aún no estoy seguro de que sea la mejor solución, pero al menos funciona relativamente bien. Incluso, en algunos momentos en que mi mando roto funciona sin ruidos, he conseguido moverme con comodidad, que es el objetivo principal.
Pero moverse por la escena es muy diferente a moverse en combate, donde es necesario dirigir el personaje hacia un objetivo, o alejarse de él. Eso es lo que me falta por probar con teclado/mouse y con el mando. Claro, eso requiere agregar un poco de combate y no quiero complicarme con eso ahora.
Como guía he utilizado lo que tengo a mano: Skyrim. Su sistema de cámara en tercera persona no está tan mal, aunque quiero en algún momento darle un repaso al Witcher 3. Este, en definitiva, es una de las autoridades en cuanto a 3ra persona, aunque sea solo en el apartado cuerpo a cuerpo. Para el combate a distancia creo que el juego a estudiar es Mass Effect, que viene haciéndolo bastante bien desde su primera entrega.
Entonces, al sistema actual solo le faltaría la detección de colisiones con el escenario para estar completo. Esto fue lo último que quité, porque la solución anterior introducía variaciones en la cámara que al acumularse descoordinaban por completo al modelo del jugador con el centro de la vista. 
Cambiando de tema, tal como decía antes, no acaba de convencerme la versión 2018.1. Es posible que la solución de problema de los sln pase por actualizar Visual Studio, lo cual es imposible para mí. La decisión depende de probar la versión definitiva, claro, que debe salir en este mes (dicen ellos), pero no me hago muchas esperanzas.