Superespecialización en la lectura

Si puedes dedicar una hora o más al día a leer, mis felicitaciones. Ojalá yo dispusiera de al menos 40 minutos, pero resulta que aparte de leer, también tengo que escribir y programar. Ah, y jugar de vez en cuando. La época en que podía echarme a leer durante horas quedó tan atrás, que incluso, creo haber perdido la práctica: suelo interrumpir la lectura de vez en cuando aunque sea para mirar a otro lado.
Esto me ha llevado a una superespecialización como lector: solo leo fantasía, y lo peor es que la cola sigue creciendo, porque continúan llegando recomendaciones de los amigos. Algunas de esas recomendaciones ni siquiera están traducidas al español, o sea, que me costarán más tiempo que las demás. No queda tiempo para otros géneros, por más que quiera y lo necesite.
Pero a esto hay que verle el lado positivo: no faltan lecturas. Como decía yo mismo en una conferencia el mes pasado, la ciencia ficción y la fantasía van bien, tienen su masa de lectores fieles y no escasean los buenos autores (y por desgracia, tampoco los malos). Mi cola de lecturas, con lo que tiene ahora mismo, posiblemente abarque lo que queda de este año. Mark Lawrence (en inglés), Trudi Canavan, Jack Campbell, Genevieve Cogman (también en inglés), David Gemmell...  parece poco, pero si aclaramos que cada autor tiene una o dos sagas de dos o más libros, pues saquen cuentas.
Entre ese montón de cosas de alguna forma tengo que colar al menos un libro o dos de otros géneros y un clásico antiguo, porque los clásicos hay que leerlos. Una tarea titánica que por suerte no es desagradable.

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