Me había propuesto terminar dos novelas cortas el año pasado para sendos concursos (ahí les dejo la palabreja para que vean que sí tengo algo de vocabulario), pero al final la primera no salió como esperaba y decidí apartarme de esto de la literatura por un rato. En definitiva, no se me da lo de hacer promoción, no vendo, y las editoriales nacionales ni siquiera se acuerdan de mí. La segunda novela ya estaba iniciada y se la di a leer a mi editora personal. Sí, algunos tienen personal stylist, o personal trainer, yo tengo una editora personal. La opinión fue contundente, luego de dos minutos: "Quiero revisarte esta novela. Avísame cuando esté terminada". Y si María dice que quiere que la termine, pues hay que terminarla.
Me tomé un largo descanso antes de retomar la historia y acudir a una segunda opinión, que me confirmó que valía la pena el esfuerzo. En fin, que ya estoy en la recta final. Cosas de dos meses máximo, incluyendo el período de obligatorio reposo y subsiguiente revisión y pulido. Quizás hasta podría ganar el concurso, o al menos una mención, aunque la cosa está difícil porque es raro que se premie el humor y me han dicho que además, los jurados prefieren premiar la CF por encima de la fantasía.
Aparte de eso, he tenido algunas otras alegrías. Estoy incluido en una nueva antología de escritores cubanos, que pueden comprar en Amazon y les recomiendo que lo hagan, porque la selección de autores es magnífica. Y en algún momento, quizás el año próximo, debería publicarse una novela mía, la tercera que escribí y que ya había sido rechazada por la editorial local. Solo tuve que irme hacia occidente para encontrar alguien que sí supo darle valor.
Les recuerdo otra vez que mis novelas están en Amazon y que me vendría muy bien que las compraran. Necesito un yate nuevo para salir a pescar porque no hay comida en los mercados, y un helicóptero enchapado de oro para ir a ver a mi hija ahora que no hay transporte urbano. Aquí los enlaces:
Comentarios
Publicar un comentario