Hace unos meses los alemanes divulgaron (chismosos ellos) que durante unos ejercicios los Eurofighters habían "derribado" varias veces a los F-22. Para ser precisos, se considera un "derribo" durante estos encuentros de entrenamiento el alcanzar una posición detrás del objetivo suficiente para disparar un misil. Los términos pueden variar, por ejemplo, se puede partir de una posición comprometida con el objetivo de revertir la situación. Por supuesto, todo el mundo hizo leña del árbol caído, o en este caso, del F-22 derribado. Para más inri, está circulando un video tomado desde un Rafale, que muestra cómo el piloto logra colocarse a las 6 de un F-22 y conseguir una oportunidad de tiro.
Bromas aparte, ambos casos se han descontextualizado un tanto, sin restarle mérito a los pilotos europeos. En especial en el segundo, ya que se menciona "de pasada" que los F-22 resultaron victoriosos en seis combates. En el primero, los pilotos europeos reconocen abiertamente que el F-22 es casi invencible a larga distancia, gracias a su capacidad furtiva y al AIM120. El problema surge en el combate cuerpo a cuerpo.
En teoría, un avión que vale más de cien millones de dólares debería ser capaz de desempeñarse bien en cualquier distancia, en especial si dispone de toberas vectoriales. Sin embargo, el Eurofighter Typhoon probó que aún sin ellas es capaz de darle un dolor de cabeza al F-22. Podría ser inexperiencia de los pilotos, o simplemente que el Raptor es torpe a corta distancia. Por su parte los americanos insisten en que la función del F-22 (y el F-35, que no acaba de ganarse a la peña) es atacar desde más allá del rango visual sin ser detectado y aprovechar su velocidad supercrucero para escapar. Una estrategia que no está tan mal, pero que no complace al respetable público, que después de todo es quien está pagando una enormidad por estos cacharros.
O estaba, porque desde hace poco, la mayoría de la flota de aviones americana está en tierra por recortes de presupuesto. Un par de días atrás unos amigos se reían de la imagen de una formación de aviones rusa que se dio una vuelta un poco más allá de la frontera (cuatro Su-27, dos Tu-22, un A-50 y un Il-20, una bagatela, vaya) y preguntaban si tenían que pedir a los americanos que los remolcaran para despegar. Más vale que vayan actualizando su forma de pensar, porque probablemente serán los estadounidenses los que tendrán que pedir prestado un bidón de gasolina a los rusos o a los chinos para poder volar sus aviones.
Bromas aparte, ambos casos se han descontextualizado un tanto, sin restarle mérito a los pilotos europeos. En especial en el segundo, ya que se menciona "de pasada" que los F-22 resultaron victoriosos en seis combates. En el primero, los pilotos europeos reconocen abiertamente que el F-22 es casi invencible a larga distancia, gracias a su capacidad furtiva y al AIM120. El problema surge en el combate cuerpo a cuerpo.
En teoría, un avión que vale más de cien millones de dólares debería ser capaz de desempeñarse bien en cualquier distancia, en especial si dispone de toberas vectoriales. Sin embargo, el Eurofighter Typhoon probó que aún sin ellas es capaz de darle un dolor de cabeza al F-22. Podría ser inexperiencia de los pilotos, o simplemente que el Raptor es torpe a corta distancia. Por su parte los americanos insisten en que la función del F-22 (y el F-35, que no acaba de ganarse a la peña) es atacar desde más allá del rango visual sin ser detectado y aprovechar su velocidad supercrucero para escapar. Una estrategia que no está tan mal, pero que no complace al respetable público, que después de todo es quien está pagando una enormidad por estos cacharros.
O estaba, porque desde hace poco, la mayoría de la flota de aviones americana está en tierra por recortes de presupuesto. Un par de días atrás unos amigos se reían de la imagen de una formación de aviones rusa que se dio una vuelta un poco más allá de la frontera (cuatro Su-27, dos Tu-22, un A-50 y un Il-20, una bagatela, vaya) y preguntaban si tenían que pedir a los americanos que los remolcaran para despegar. Más vale que vayan actualizando su forma de pensar, porque probablemente serán los estadounidenses los que tendrán que pedir prestado un bidón de gasolina a los rusos o a los chinos para poder volar sus aviones.
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