Desarrollar juegos en el oriente de Cuba: la isla desierta

Ayer, luego de esperar más de un mes que el artista me trajera las animaciones e imágenes que faltan para terminar el demo del Laberinto del Saber, decidí acudir a otro. De más está decir que tampoco voy a conseguirlo que necesito rápidamente por esa vía. Aunque el desarrollo de juegos está despegando en la capital del país, incluso con proyectos como Savior, acá en el este no vamos tan avanzados.
Mis experiencias, después de año y medio intentando armar un equipo de trabajo, no son para nada buenas. Santiago de Cuba no es una ciudad donde parece que vaya a surgir una comunidad de desarrolladores a corto plazo, y a continuación les expongo algunas de las dificultades que me he encontrado durante mi peregrinar:

Informalidad: Te encuentras un entusiasta de los videojuegos, que se anima a colaborar en tu proyecto. Se reúnen, le asignas tareas... y ya te puedes ir buscando otro. Si tienes suerte, cumplirá la mitad de lo encomendado. Y es que en la mayoría de los casos, los entusiastas suelen ser muy jóvenens, que cambian de idea muy rápido o se aburren de trabajar en proyectos ajenos, o en los suyos propios, dejándote en la estacada.

Interés monetario: El caso opuesto de lo anterior. Este suele ser un tipo de cierta experiencia, que cuando te lo presentan parece ser el candidato perfecto. Sí, he trabajado con Unity; Sí, sé modelar y animar en Blender. Sin embargo, el candidato pronto descarta trabajar en cualquier idea, por una docena de razones sin peso. En el fondo, no está dispuesto a trabajar si no hay dinero de por medio. Ha dedicado su adolescencia a aprender, pero esa fase ya quedó atrás (suelen ser graduados universitarios o personas sobre los 20 años) y ahora quiere sacarle partido a eso. Que otro sea quien arriesgue su tiempo y dinero, él tiene novia que llevar a pasear y gastos, así que se mueven de contrato en contrato, como Tarzán de liana en liana.

Agenda propia: Véase primer párrafo. El artista que encontré no puede trabajar esta semana porque está terminando su propia historieta. Usualmente estas personas priorizan sus propios proyectos, tengan o no futuro, y son incapaces de ver el valor en las ideas ajenas. Si tienes suerte, lograrás que haga un hueco para ti y complete algunas tareas, pero con grandes posibilidades de que te deje tirado, incluyéndose en la primera categoría, la de los informales.

Eso en cuanto al personal. Sin embargo, hay otros factores a tener en cuenta. La Habana es la capital, y en un país pequeño eso significa que las cosas importantes están ahí. Es como si fuese la única ciudad. Ahí encontrarás toda clase de facilidades, como fundaciones que apoyan a los emprendedores, vías de obtener ingresos extra, hardware más barato, gente con ancho de banda decente capaz de bajar lo que sea sin limitaciones... muchas cosas. Santiago de Cuba, que supuestamente es la segunda ciudad en importancia, es solo una aldea sin autonomía. Si quieres triunfar, te vas a la Habana, intentar hacerlo desde aquí es un disparate.
También podemos mencionar la falta de documentación, la imposibilidad de crear una masa crítica que genere una comunidad activa, y sobre todo el aislamiento. en varios años de búsqueda, me ha sido imposible dar con más de cinco o seis personas interesadas en el tema. Eso, en una ciudad de medio millón de habitantes. No es que crea que hayan muchos, pero tampoco que sean solo cuatro gatos. Sean cuatro o cien, esas personas no tienen  forma de buscarse o encontrarse, dada la falta de conectividad. Y no hablemos de trabajr colaborativamente en un proyecto de envergadura.
En fin, que no creo que veamos pronto un videojuego hecho en Santiago de Cuba.

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