Más guiones estúpidos

 En una ocasión anterior dije que parece ser imprescindible un alto grado de estupidez para ser guionista de Hollywood y lo ratifico. También ratifico que el grado exigido es bastante alto. Debe haber un doctorado para guionistas estúpidos en alguna universidad de Estados Unidos, porque las cosas que se ven últimamente son una delicia.
A ver, señores, que las películas de los 90 no eran gran cosa, la verdad. Todos íbamos a la sala de video esperando ver un paquete, donde el bueno, Van Damme, Seagal, o el que fuese, se batía en desventaja con una docena de secuestradores en un edificio, un barco, un tren, o lo que se terciara. Así, no había que inventar nada más. Eran unos tipos malos de manual, que entraban matando a alguien por gusto y les cogías odio sin más contratiempos. El héroe de turno mataba a los secuaces uno por uno, hasta llegar al jefe final, y todos nos íbamos a casa tan panchos, a esperar la próxima de Van Damme, Seagal, o el que fuese. Ninguna se ganó un Oscar, pero recaudaban bien y divertían.
Pero es que ya ni siquiera son capaces de hacer una variante de una idea tan simple y como ejemplo de estupidez suprema tomemos el caso de la más reciente de Bruce Willis, que ya está viejito, pero al menos hace bulto. Juzguen ustedes mismos: nuestro héroe de acción veterano millonario contrata a un grupo de mercenarios como escolta, porque espera una encerrona por parte de un terrorista en una visita a cierta fábrica abandonada. Lo que no les dice es que el ataque es 100% seguro (sí, flojea un poco el guión por ese lado), así que nuestros mercenarios buenos se verán superados en número y en armamento. Aunque el escuadrón de héroes supuestamente está compuesto por profesionales, los tipos se meten en la boca del lobo armados con pistolitas y sin protección de ningún tipo. Como lo oyen.
El Bruce Willis millonario y su jefe de seguridad, que saben lo que va a suceder, ni siquiera tienen la precaución de ocultar de antemano en el lugar un alijo de armas. Yo habría escondido armamento suficiente para detener una división de infantería con apoyo de blindados. Pero tampoco. En fin, que los protagonistas son tan borregos e ineptos, que se merecían que ganara el malo. Por imbéciles.
De tan risible, la trama no consigue que alguien medianamente inteligente se sensibilize con la situación de los protagonistas, odie a los villanos, y disfrute con las escenas de acción donde los primeros le dan una paliza a los segundos, como dios manda. Más bien a mediados de filme empiezas a preguntarte por qué coño estás perdiendo hora y media de tu vida en eso.
Si alguna vez escribes una historia, es bueno que te detengas a verificar la lógica y racionalidad de lo que pasa, o acabarás escribiendo sandeces como Hard Kill.

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