Analizando a Jay Kristoff

 ¿Recuerdan la época en que solía hablarles de literatura? Pues bien, hace tiempo tengo pendiente escribir de nuevo sobre temas literarios, pero siempre lo aplazaba, porque creo que hay personas que lo están haciendo mejor que yo. Y entonces vino la falta de tiempo total.

Yendo al tema (iba a decir yendo al grano, pero los granos están escasos), les hablaré hoy de Jay Kristoff. No es una reseña en específico, sino algunas impresiones que tengo al leer sus novelas. Este señor tiene un modus operandi bastante reconocible: todas sus sagas van de una joven elegida que tiene que cambiar o salvar el mundo. No falta un trío amoroso, donde por alguna razón, uno de los miembros se convierte en un amor imposible o algo así. Si lo piensas bien, el libro hubiese funcionado igual de bien sin el trío y con un protagonista masculino, pero al menos se agradece el cambio por una chica.

Para ambientar sus historias, Kristoff echa mano a cualquier sociedad medieval de la historia humana y le cambia el nombre, aunque maravilla de maravillas, ¡conserva el idioma! Por ejemplo, Las Crónicas de Nuncanoche está inspirado en Italia. Las Guerras del Loto usa el Japón. En este caso, su mal uso del japonés le valió unas cuantas críticas en Goodreads, si hasta yo que solo tengo nivel anime en el nipón me percaté de los flagrantes errores.

Sin embargo, hay que reconocer el lado bueno, y es que Kristoff sabe utilizar los recursos para hacer una buena trama a partir de algo tan poco original y trillado. Sí, puede que en algunas partes decaiga un poco, pero son novelas divertidas de leer, igual que es divertido ver Avengers. El lado malo es que todo es jodidamente predecible. Es un poco discutible el excesivo uso de notas al pie en Crónicas de Nuncanoche, en un intento de sacar el worldbuilding del texto y dárnoslo de otra forma, sazonado con humor. En realidad, no funciona, y terminé saltándome casi todas esas notas al pie. Eso solo le quedaba bien a Sir Terry Pratchett.

En resumen, que este autor no es que sea lo mejor del mundo, pero en caso de apuro, digamos una docena de horas diarias sin electricidad, puede llenar el hueco muy bien. Una pena que la mitad de su producción no esté en español o si lo está, sea casi imposible de conseguir.


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