La piratería y los libros

Pérez Reverte se explaya esta semana sobre el tema del pirateo de libros (sí, ya sé que el término no es el correcto) y la cultura gratis o de acceso libre de a porque sí. Reverte argumenta muy bien su posición, así que muy poco puedo hacer yo por aportar al asunto, sobre el que han llovido ríos de letras digitales en la web, de uno u otro bando.
En especial presten atención a lo que cobra un escritor por su obra, en caso de que se publique claro. ojo, que esto no es válido para Cuba, donde las cosas son diferentes, y no para mejor, precisamente. No sé ustedes, pero yo, aunque soy firme partidario de la licencia Creative Commons, considero que todo autor merece cierta compensación por uno o dos años de esfuerzo. El escritor, a diferencia del músico, no tiene el escape de los conciertos. O vendes tu libro, o no vendes nada. Y si no vendes nada, no vale que tu obra sea la más descargada  de internet.
Es por ello que siempre le insisto a mis amigos en que compren libros. Nos pasamos la vida quejándonos de que no se publica fantasía en Cuba, o que ésta no llega a Santiago. Pero si los pocos ejemplares que llegan se empolvan en las librerías, pues jodidos estamos si queremos que se publique más fantasía, policiales y ciencia ficción.
En general, el trabajo de escritor es muy mal remunerado. Hay dos o tres excepciones en todas partes, que a veces pegan un best seller o consiguen un premio gordo (que automáticamente les garantiza más ventas, como una reacción en cadena). Sin embargo, la mayoría solo puede aspirar a ventas modestas, que a duras penas justifican dos o tres años. En cambio, cualquier regguetonero en un concierto gana el triple por una docena de canciones escritas en un par de días. Así no se puede escribir, señores.

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