Han sido unos largos días de fiesta y trabajo (fiesta para otros, trabajo para mí), pero ya estoy de vuelta.
Unos días muy productivos, tanto que ya puedo decir que mi tercera novela va en camino de terminarse en algún momento de este año. Entre el 30 de diciembre y el 3 de enero el avance fue sustancial, ahora solo queda llenar los espacios vacíos. Esta vez es algo diferente, un universo nuevo.
El proyecto de juego no avanzó tanto, pero conseguí un par de objetivos claves y destapé problemas nuevos. Así es la vida del programador.
De paso, decidí saludar el año nuevo con distribución nueva: al fin me he instalado Linux Mint 17.1. Y Windows 8.1 también. Ya los expertos han explicado en detalle las ventajas de una y otra, así que no me detendré a hablarles sobre los emblemas para carpetas y demás zarandajas. Simplemente, tocaba actualizarse ya.
O sea, que el trabajo no ha parado en estos días y pronto habrá más cosas para mostrar.
Unos días muy productivos, tanto que ya puedo decir que mi tercera novela va en camino de terminarse en algún momento de este año. Entre el 30 de diciembre y el 3 de enero el avance fue sustancial, ahora solo queda llenar los espacios vacíos. Esta vez es algo diferente, un universo nuevo.
El proyecto de juego no avanzó tanto, pero conseguí un par de objetivos claves y destapé problemas nuevos. Así es la vida del programador.
De paso, decidí saludar el año nuevo con distribución nueva: al fin me he instalado Linux Mint 17.1. Y Windows 8.1 también. Ya los expertos han explicado en detalle las ventajas de una y otra, así que no me detendré a hablarles sobre los emblemas para carpetas y demás zarandajas. Simplemente, tocaba actualizarse ya.
O sea, que el trabajo no ha parado en estos días y pronto habrá más cosas para mostrar.
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