El idilio de Cuba con la 3G ha sido bastante breve. Al parecer, hemos alcanzado el punto de saturación bastante rápido, y aunque en un principio se habló de velocidades de hasta 7 mbps, en los últimos tiempos era casi imposible navegar o incluso acceder al correo vía pop/smtp. En mi opinión, lo lógico hubiese sido saltar directamente a la 4G en vez de usar una tecnología ya obsoleta, pero como pueden imaginarse, mi opinión no le importa a nadie. Además de que hay que considerar que acá aún existe la televisión analógica, que ocupa frecuencias necesarias para la 4G y que debe ir desapareciendo, pero no antes del 2021.
Para los que me leen desde afuera (o sea, no Cuba), cambiar de TV aquí no es tan fácil. De hecho, pese a mi salario privilegiado, me costó una buena dosis de suerte, vender mi TV viejo, y ahorrar mucho, para poder adquirir un TV de 32 pulgadas, con receptor digital integrado. Háganse la idea, señores, hay decenas de miles de jubilados que no pueden cambiar su televisor, gente que no trabaja, y gente que aunque trabaja, apenas le alcanza para llegar a fin de mes.
Un colega, que trabaja en la única empresa telefónica del país, me había hablado en términos muy elogiosos acerca de la 4G, que empezó a desplegarse de forma limitada hace unos meses. No hay comparación, me decía. Pude comprobarlo al fin hace unos días. Luego de algunos problemas debido a que mi teléfono no era validado como 4G, logré que fuese aceptado y se me habilitara el servicio. La cobertura no es muy amplia, pero cerca de mi casa hay un área cubierta y la velocidad es realmente impresionante. Pero más importante, está menos saturado y la conexión se establece mucho más rápido.
No he podido probar el tethering a fondo, porque lamentablemente, el costo de navegar por datos móviles es bastante alto y ahora mismo, no puedo permitirme esos lujos muy a menudo. Sin embargo, creo que podría usarlo para cosas sencillas como revisar el correo y quizás hasta echar una partida breve de Champions of Regnum todos los días, para asegurar los premios diarios. Conclusión, que lo único que me impide disfrutar a fondo de esta maravilla, como siempre, es el finaciamiento.
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