He vuelto a jugar Dota. No es que la vez anterior jugase mucho, porque casi todo el tiempo estaba en proceso de actualizar y con una conexión lenta es para morirse. No es que yo sea un gran fan, ni un jugador profesional, pero me divierte y de hecho, lo descubrí cuando aún era un mapa de Warcraft 3.
O sea, que no se las den de listillos conmigo, que yo estaba ahí cuando empezó.
Pero nada, como les decía, no soy un as jugando. A decir verdad, me dan unas buenas palizas, a menos que juegue con un equipo bueno contra otro malo. Tampoco me sé con exactitud los builds por héroe, yo tiro de lo primero que me apaezca en la tienda. Algo que no ayuda en nada es que si estás en Cuba ya partes con desventaja.
El primer día tenía una latencia más o menos aceptable, sobre los 100ms. Me lucí con el Sniper, en las partidas de aprendizaje. Miren qué cosa más chula:
El segundo día ya las cosas no fueron tan fáciles en las partidas normales. Las regiones con mejor latencia no bajaban de 350 ms. Y eso, lamentablemente, se siente. No llega a medio segundo, pero marca una diferencia sustancial. Es la diferencia entre acertar un toletazo con el Rey Mono y fallarlo (los fallé casi todos). Es la diferencia entre apartarte a tiempo y que te atizen en toda la cabeza. Sumen a eso mis errores de principiante contra gente que ya sabe jugar, con eso basta para evitar tenerme en el equipo porque soy la garantía de la derrota.
Es un mal que padecemos los cubanos. Incluso dentro de la red nacional, los pings a los nuevos VPS de ETECSA son de 300 o 400. No sé para qué carajo tenemos un cable de fibra de una punta a la otra del país. Con esa latencia es imposible crear un MMO al estilo de For Honor, o algo parecido. Nada de combates en tiempo real. Por eso, la próxima vez que te quejes de que tus 20 mbps y tu latencia de 90 ms, recuerda que aquí estamos mucho peor.
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