La Fuerza Aérea de Los Estados Unidos quiere sacar de servicio al veterano A-10, a pesar de las protestas de algunos senadores, y si no ando muy errado, sin tener nada con qué sustituirlo. El A-10 es este señor que ven en la foto, al que algunos creativos muchachos, émulos de Davinci, le han pintado una boca de tiburón en la nariz.
Es un aparato bastante viejo, aunque ha recibido actualizaciones, pero ya en los años de la guerra contra Iraq se planeaba sacarlo de circulación. Sin embargo, su excelente actuación contra los tanques iraquíes le valió postponer su jubilación.
El Thunderbolt A-10 es un avión de ataque a tierra, subsónico, más o menos como el viejo Su-25 ruso. Ambos son aviones subsónicos, porque los bombarderos con ese tipo de misiones valoran más otras capacidades, como poder hacer giros muy cerrados. Un giro cerrado te permitiría operar dentro de un valle y hacer varios pases sin alejarte mucho.
En la actualidad, y pese a sus mejoras, el tiempo de vida máximo para un piloto de A-10 en caso de una hipotética guerra con Rusia sería de dos semanas. Y es que el A-10 tiene una gran debilidad: sus motores, que carecen de la potencia necesaria para acelerar rápidamente. Un sustituto ideal debería conservar sus capacidades de giro cerrado, tener mejores motores y soportar fuego de calibre medio hasta 23 mm o el impacto de un SAM portátil. Debería poder despegar a plena carga (el A-10 actual no puede si lleva todo el armamento y combustible), operar en pistas de 3000 pies, e incluso 1500 pies, todo eso con un costo por avión de menos de 20 millones. Dicho sustituto no existe y no me parece que el F-22 o el F-35 posean tales características, a pesar de poder hacer misiones de bombardeo.
Por su parte, Rusia posee el Su-25T, una actualización del probado Su-25, que aún puede dar jugo, amén de otro bombardero: el Su-34.
En algún momento el A-10 tendrá que ser retirado, pero justo ahora dejaría un hueco importante en el arsenal norteamericano.
Es un aparato bastante viejo, aunque ha recibido actualizaciones, pero ya en los años de la guerra contra Iraq se planeaba sacarlo de circulación. Sin embargo, su excelente actuación contra los tanques iraquíes le valió postponer su jubilación.
El Thunderbolt A-10 es un avión de ataque a tierra, subsónico, más o menos como el viejo Su-25 ruso. Ambos son aviones subsónicos, porque los bombarderos con ese tipo de misiones valoran más otras capacidades, como poder hacer giros muy cerrados. Un giro cerrado te permitiría operar dentro de un valle y hacer varios pases sin alejarte mucho.
En la actualidad, y pese a sus mejoras, el tiempo de vida máximo para un piloto de A-10 en caso de una hipotética guerra con Rusia sería de dos semanas. Y es que el A-10 tiene una gran debilidad: sus motores, que carecen de la potencia necesaria para acelerar rápidamente. Un sustituto ideal debería conservar sus capacidades de giro cerrado, tener mejores motores y soportar fuego de calibre medio hasta 23 mm o el impacto de un SAM portátil. Debería poder despegar a plena carga (el A-10 actual no puede si lleva todo el armamento y combustible), operar en pistas de 3000 pies, e incluso 1500 pies, todo eso con un costo por avión de menos de 20 millones. Dicho sustituto no existe y no me parece que el F-22 o el F-35 posean tales características, a pesar de poder hacer misiones de bombardeo.
Por su parte, Rusia posee el Su-25T, una actualización del probado Su-25, que aún puede dar jugo, amén de otro bombardero: el Su-34.
En algún momento el A-10 tendrá que ser retirado, pero justo ahora dejaría un hueco importante en el arsenal norteamericano.
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