Primera partida de D&D en Santiago de Cuba

Durante más de un año los dados de Dungeons&Dragons donados por Yoss habían estado durmiendo en mi gaveta, en espera de reunir un grupo para iniciar la partida. Muchos detalles conspiraban contra la realización del magno evento: para empezar, esto es Santiago: poca gente y menos entusiasmo, algo así como Pueblo Paleto. La mayoría de nosotros vive luchando el día a día, el tiempo para diversiones es escaso. Además, una partida requiere algunos manuales e implementos. De los primeros solo tenía el Manual del Dungeon Master y el Manual de Monstruos, ambos incompletos (imprimir cientos de páginas es un problema, incluso en la capital).
Llegué a la partida bastante acobardado, sin haber leído los manuales en meses, pues había prestado la copia impresa. Los demás frikis invitados conocían del tema por The Big Bang Theory, o sea, que estaban un poco marginalmente por debajo de mi calificación. Y así nos lanzamos a la aventura, inventándonos las reglas, usando piedras y monedas en vez de miniaturas, y compartiendo el parque con la comunidad de jugadores de Yugi-oh. De vez en cuando alguien se acercaba y nos miraba jugar y tirar aquellos dados raros que nunca habían visto. Hubo de todo, incluyendo un jugador que quería ser Dios (baste decir que los demás le comparan con Sheldon) y que se entretenía dibujando su personaje en la parte de atrás de la hoja de jugador.
A pesar de todos los problemas, la partida se reiniciará como debe ser el mes próximo. Esta vez sí iré mejor preparado, haremos una modesta inversión en miniaturas y manuales impresos (que aunque modesta, no dejará de hacer un hueco en mi bolsillo), y espero que sea una experiencia lo más cercana posible al D&D en otros lugares del mundo.

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