Godot 3

Al fin ha sido lanzada la versión 3.0 de Godot, un motor de código abierto que si pasan por aquí de vez en cuando, seguramente me han visto mencionar. Pueden leer aquí el anuncio oficial (muy largo) que les dará una panorámica de los muchos cambios que trae.
La versión 3 de Godot resulta interesante por su nuevo renderizador PBR, que hace uso del principled BSDF de Disney, y sugiero encarecidamente leerse este artículo, que explica su diseño y de paso por qué insisten en no usar Vulkan o DirectX 12. En cambio, parece que al fin disponemos de OpenGL 3.3 en PC. No sé, pero aún sigo pensando que no es una buena decisión, pero para eso el motor es libro, siempre puedes hacer un fork y crearte tu propia versión para Xbox con renderizador DirectX.
En esencia, los desarrolladores afirman que Vulkan aún no está bien soportada en todas las plataformas (algo que vienen diciendo desde hace más de un año) y que las ventajas de Vulkan/DirectX 12 se ven en condiciones donde hay muchos objetos diferentes y móviles. Para situaciones de muchos objetos iguales, que según ellos son las más, OpenGL/GL ES ofrecen un rendimiento adecuado.
Otros detalles que hacen de Godot una oferta interesante son su scripting visual, que por suerte sobrevivió el paso de la 2.1 a la 3, y su nuevo soporte para C#. Por su parte, el editor de materiales visual tuvo que ser removido, pero que no cunda el pánico, porque regresará en la 3.1.
Si estás buscando un buen motor, que sea libre, aquí tienes una excelente opción, aunque también recomendaría echarle un vistazo a Banshee Engine, lo cual tengo pendiente desde hace tiempo.

South Park: Retaguardia en peligro

Al fin le he echado mano y ha sido algo medio decepcionante. Quizás un par de días no sea suficiente para cogerle el gusto a este juego, pero es que me esperaba mucho más. La historia, salvo el ocasional chiste gamberro típico de la serie, no acaba de atraparme y me da que carece de gancho.
Por su parte, el sistema RPG, o no lo he entendido, o está más diluido que el del Fallout 4 que es muchísimo decir. Supongo que es lo que sucede cuando un título pasa de manos de unos expertos en el tema como Obsidian a otros no tan expertos (el juego lo desarrolló Ubisoft internamente). Al título anterior solo puedo criticarle una excesiva orientación hacia consolas que hacía el juego un total desastre sin la menor guía cuando se jugaba con teclado y mouse (tanto que tuve que abandonarlo) y unas mecánicas de combate horrendas, debidas precisamente a eso. Pero por lo menos conseguía atrapar al jugador en su historia.
Básicamente aquí las cosas se limitan a ganar unos niveles que te permiten equipar más artefactos, y para de contar, con lo que se cargan cualquier sensación de progresión. De inicio ya tienes tus 4 habilidades, cuyos efectos tratarás de mejorar equipando precisamente esos artefactos que solo puedes usar ganando más niveles y más espacios de artefactos. Más simple que rascarse los pies. La cuarta habilidad de los personajes solo se habilita luego de varios turnos, ya que es algo así como un Ultimate de efecto demoledor.
Los gráficos son más o menos lo mismo, lo cual se agradece. Uno no juega South Park para ver efectos deslumbrantes, sino para reírse. Resulta llamativo que hayan usado el motor Snowdrop, el mismo que usa The Division, lo que demuestra que es muy versátil y su rendimiento en este caso es excelente.
La verdad, no sé si logre llegar al final, en especial si considero que tengo por delante unos días ocupados con el torneo local de DOTA2 y recuperando el atraso en mi última novela. En cuanto a recomendarlo... pues ni idea. Siento que algo falta aquí y no logro definir qué es, así que por el momento dejo mi recomendación en suspenso.

Adiós a Ursula K Le Guin

Hemos perdido a una Maestra de la fantasía y la ciencia ficción. Ursula Kroeber Le Guin falleció el pasado lunes 22 y así nos deja otro de los grandes escritores de ambos géneros. En los dos últimos años hemos perdido a unos cuantos de ellos, porque desgraciadamente es la ley natural y así debe ser.
Por suerte, como le decía a una amiga hoy, se van unos pero vienen otros.

Y se ha acabado Halt and Catch Fire

Hace unos días me dediqué a ver los capítulos acumulados de Halt and Catch Fire. La cuarta temporada es la  última, y aunque uno se queda con un poco de tristeza al despedirse de una serie querida, creo que hicieron bien en terminar. Luego de una primera temporada genial, trataron de estirarla con una segunda y una tercera en las cuales el aspecto técnico y ese toque geek se fueron perdiendo en favor de los conflictos entre personajes.
Halt and Catch Fire ya no era una serie geek, era una serie sobre geeks que trabajaban en cosas innovadoras y por cosas de la vida, a veces fracasaban. Y aunque aún así, lograba atrapar mi atención, siempre terminaba relegada, y se amontonaban los capítulos en espera de tener algo de tiempo libre para verlos.
Esta cuarta temporada no fue la excepción. En esta ocasión, asistimos al nacimiento de internet y veremos dos paradigmas, dos formas de ver las búsquedas de contenido: mediante directorios curados manualmente por un equipo de especialistas, que es lo propuesto por Joe y Gordon en Comet, y a través de índices automatizados, que es la solución que da Rover, apoyada por la empresa de Donna. La serie tiene un cierre bastante triste, no solo por la muerte de Gordon, sino porque Comet tiene que abandonar la carrera, vencido por el recién creado Yahoo! que ha conseguido colocarse en la barra de herramientas de Netscape.
Tampoco Rover corre mejor suerte, y uno se queda pensando que Donna deja escapar el verdadero futuro de las búsquedas en Internet, pues la explosión de contenidos posterior hizo inviable los antiguos directorios y el indizado mediante algoritmos se convirtió en la única vía. Es como si Donna hubiese dejado escapar la oportunidad de convertirse en Google.
En fin, hay que despedirse de esta serie de AMC, que fue un golpe de originalidad en sus inicios, pero que ya tenía que ir terminando. Creo que la extrañaré un poco.

He visto Sky Hunter, la copia china de Top Gun

Para ser justos, copiar a Top Gun lo han hecho todos, desde los coreanos hasta los iraníes, y si no recuerdo mal los chinos lo han hecho ya dos veces. por copiar, Sky Hunter copia hasta la escena del vuelo invertido sobre un avión de vigilancia norteamericano, y uno de los personajes le dice al otro: “Eso que hiciste me recuerda una película”.
Para ir al grano, el filme tiene un guión bastante sencillo, dos amigos pilotos, uno de ellos es enviado a una escuela secreta de lo más mejor de lo mejor, el otro consigue una misión en un país de mierda llamado Mahbu donde el idioma nativo parece ser el inglés con acento eslavo. Allí los chinos tienen un pequeño grupo de ayuda y el protagonista que sobra da clases de pilotaje. Y hete aquí que, como no podía ser de otra forma, una facción terrorista, que es más o menos una copia china de los terroristas musulmanes, con un acento aún peor, secuestra a los chinos. El primer intento por rescatarlos fracasa, porque parece que la Fuerza Aérea China no puede mover más de dos aviones a la vez y el mentor del protagonista principal recibe un pepinazo que lo deja en cama y más vendado que la momia de Tutankamón, porque los terroristas, muy pillines ellos, han desplegado un SAM móvil para vigilar.
Como no podía ser de otra forma, se arma una segunda misión de rescate contra reloj, y adivinen qué: con dos aviones. Cualquiera en su sano juicio se hubiese montado una misión de supresión de defensas aéreas como dios manda, escolta de cazas para los helicópteros de rescate, apoyo de helicópteros de combate, pero no. El prota (el principal, que no sobra) se inventa un vuelo peligrosísimo a media noche entre las montañas para evadir el primer radar y luego atraer la atención del radar del SAM móvil lo suficiente como para que su punto le dispare un misil antiradiación desde el lado ciego o algo así. Pura palabrería sin sentido, pero recuerden que les dije que el guión era sencillo.
Salvo el tiroteo del final, hay muy poco que mencionar. La pelea entre cazas casi parece copiada de la batalla a flechazos dentro de Invernalia, da vergüenza ajena mirarla. El prototipo del J-20 hace una breve aparición, casi un cameo, que es lo único memorable en esta película. Eso, o una copia generada por ordenador.
Por supuesto, la película sirve para divertirse un rato, que de haberlas peores, haylas, y chinas sobre todo. Pero les advierto que hay que dejarse el cerebro en la gaveta antes de verla.

Móvil nuevo

Y sigo cumpliendo las metas de este año en tiempo récord: he logrado cambiar de móvil antes de lo planificado. No fue un Samsung como tenía pensado, pero sí un modelo asiático: un Xiaomi Redmi 4X. El modelo es gama baja, pero tengo buenas referencias, y salvo un raro reinicio hace una hora, todo parece ir bien.
En especial, me encanta el lector de huellas, que me permite desbloquear directamente el teléfono sin pulsar un botón y sin patrón de desbloqueo. Quizás es capricho mío, pero me preocupa el excesivo uso que le doy a los botones, pues en ocasiones apago y enciendo el móvil varias veces seguidas en poco tiempo. Pero más que eso me gusta su batería de larguísima duración, que me servirá en momentos aburridos para leer durante varias horas sin preocuparme por recargas. Todas las reseñas en internet elogian la capacidad de la batería de 4000mAh y en verdad es algo que puedes comprobar desde el primer momento. También la calidad de las fotos, sin ser la gran cosa, es mucho mejor que la de mi viejo DDC, que suele tomar fotos granuladas y horribles.
Aún es muy temprano para dar opiniones, porque solo lo tengo desde el sábado y sobre todo me preocupa si resistirá un par de años conmigo, pero  hasta el momento, la gente con más experiencia me dice que sí. Xiaomi recién está entrando en Cuba, que está invadida por terminales baratos marca Blu, y la opinión de los pocos usuarios que los han adquirido  es excelente.
Estoy valorando si lo actualizo a Nougat (ahora tiene Android 6), y de paso quitarme el MIUI que no me hace mucha gracia. Pero quizás me atenga a aquel refrán que dice: "si no está roto, no lo arregles" y lo deje así mismo.
Ahora supongo que tendré que plantearme metas nuevas para el año.

Nueva tarjeta, "nuevo" mando

Luego de un susto enorme, ya puedo decir que tengo una nueva XFX Radeon RX 560. No fue mi primera opción, y de haber tenido el dinero quizás habría preferido la 1050 Ti de Nvidia, pero al final, fue un regalo de alguien que me está malcriando mucho.
El susto fue que al instalar el driver de AMD, el fan se detenía, algo que no pasaba en Linux ni con el driver de Microsoft. Luego de correr, probar en otros lugares, preguntar en foros sin obtener respuesta, un amigo me sugirió que quizás ese era el comportamiento planeado. Yo atribuía el problema al Auto load sensing, así que me arriesgué a hacer una prueba: instalé el driver, levanté el GPU-Z y vigilé la temperatura mientras jugaba un pequeño demo hecho en Unity. Y hete aquí que al subir la carga y la temperatura, el fan volvió a arrancar.
Volví a echar una mirada a la caja y ahí estaba: Auto load sensing lleva el ventilador a cero RPM en condiciones de carga mínima con tal de ser lo más silencioso posible. En lo personal, prefiero el ruido, así me evito sustos como este. Incluso tuve la suerte de que la tarjeta es una verdadera 560, no una de esas 460 disfrazadas que se descubrieron hace poco.
La otra buena noticia de ayer, y creo que con eso agoté la buena suerte de un mes o dos, es que un amigo logró resucitar un mando de Xbox que me regalaron hace un buen tiempo ya. Lo daba por perdido, pero este tipo es un verdadero as a la hora de salvar hardare perdido, uno de los mejores en la ciudad. Puede que no le quede mucho tiempo de vida y noté algunos problemitas, pero algo es algo, ya se verá luego si aparece un reemplazo cuando mejore el presupuesto.
Por tanto, hay razones para ser feliz en este inicio de año.

Modo ladrillo On

Hace un par de días, junto con la obligada felicitación de fin/inicio de año, le comentaba a Yoss que iba a todo trapo en la escritura de mi sexta novela. Esta vez, con planes de alcanzar las 100 mil palabras, pues en este momento ya voy por 67 mil y no estoy muy cerca del final.
En realidad, 100 mil palabras no es nada del otro mundo, la mayoría de las novelas de Sanderson, Abercrombie, Sapkowski o cualquier otro escritor de más o menos renombre llega o supera esa cantidad. No sé con exactitud cuántas páginas serán y en esta época digital ese término ya es medio irrelevante, pero supongo que romperé la barrera de las 400 en caso de que la edición sea similar a Despertar: Séptimo. Sin embargo, para los estándares de Cuba es extremadamente largo.
El caso es que acá hay cierto hábito que yo llamaba "el mal del escritor habanero" hasta que un amigo me corrigió, en realidad se trata del "síndrome de escribir para concursos". No solo en Cuba, en casi todo el mundo los concursos limitan mucho al escritor, al restringir el número de páginas/palabras. Un libro para concursos es menos de la mitad de una novela normal de un autor reconocido. Escribir para concursos es una necesidad, porque es la única forma de publicar rápido y seguro.
Me resultó curioso que mi primera novela, que es bastante corta, fue considerada "larga" por los colegas de la capital. No sé qué dirán cuando vean este ladrillo, ni siquiera sé si alguna editorial cubana la aceptará. Si me preguntan cómo lo conseguí, pues eso casi que necesita una conferencia (y algún día la haré, cuando tenga mi teléfono nuevo), pero la respuesta corta es atención a los detalles. La diferencia está en detenerse a narrar en vez de simplemente pasarle por arriba a los sucesos, aunque sin exagerar por supuesto.

Y llegó el 2018

Primer post del año, deseándoles lo mejor. El 2017, en términos de juegos fue bastante pobre para mí. Aparte de lesionarme la mano derecha, la oferta de RPGs fue mínima y comenzó con el decepcionante Mass Effect: Andromeda. Baste decir que la nueva trilogía ha quedado en suspenso, o al menos nadie habla de ella. Un verdadero descrédito para Bioware, que se caracteriza por su buen hacer en el género, pero esta vez sucumbió a la tentación de inflar horas de juego.
Por suerte, Divinity: Original Sin 2 vino a salvar el año y me mantuvo ocupado durante casi dos meses, sin acudir a misiones repetitivas y monótonas. Un RPG como debe ser, no apto para vagos. Ojalá Larian Studios nos ofrezca más títulos así.
Se me quedaron por probar Battle Chasers y el nuevo South Park: The fractured but whole, que se me escaparon, pero algún día caerán. En cuanto a este año, no he seguido los calendarios, pero eso no me preocupa. Ya veremos qué aparece en el camino.